José Pierucinni viajaba desde Viena, en Austria, hasta Bucaramanga el pasado 24 de septiembre. Sin embargo, solo hasta este martes 26 pudo llegar a la capital de Santander. ¿La razón? La huelga de pilotos de Avianca le retrasó su vuelo en Bogotá.
Fuente tomada de: vanguardia.com
27 horas de vuelo no fueron suficientes para que este profesor universitario pudiera llegar a dormir en su cama. Después de volar de Viena a Ámsterdam y de ahí a Panamá, a las 6:00 de la tarde del domingo 24 de septiembre le informaron que su vuelo de Bogotá a Bucaramanga había sido cancelado.
Le faltó menos de una hora para llegar a su apartamento y poder completar su itinerario sin ningún contratiempo. Sin embargo, su vuelo hizo parte del 49% de los itinerarios cancelados por culpa de la huelga de pilotos agremiados en la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles, Acdac, que ya completa siete días en paro. Este paro, a fecha del domingo 24 de septiembre, deja 1.088 vuelos cancelados y 97.768 pasajeros afectados.
Desde el 21 hasta este martes 26 de septiembre, Avianca ha cancelado 53 vuelos de llegada y salida de Bucaramanga.
“Me habían reacomodado en un vuelo para el martes en la mañana. Sin embargo tenía la reserva pendiente pero igual no garantizaban que el vuelo saliera. No podía esperar porque ya perdí un día de trabajo”, comentó a Vanguardia.com el bumangués.
La única solución que encontró este joven después de 10 días en Viena, 27 horas de vuelo y un día de espera en Bogotá fue viajar por carretera. “Afortunadamente tenía donde quedarme en Bogotá porque en Avianca no me dieron ninguna solución. Después de los vuelos de vuelta uno llega cansado y esperaba pasar la noche en mi cama, porque al otro día tenía que trabajar”.
Este mismo inconveniente lo vivió Johana Martínez, una ingeniera de sistemas que tenía que llegar a Medellín para acompañar a su mamá a una cita médica. Los papás de Martínez residen en la capital de Antioquia desde hace cuatro años cuando al papá le diagnosticaron Parkinson y un médico de la familia, que trabaja en Medellín, se hizo cargo del tratamiento.
“Ellos tienen 64 y 72 años. Viven solos en un apartamento que pudimos comprar en Medellín. Viajo seguido porque aunque mi primo se haga cargo del tratamiento de mi papá, él trabaja y no tiene tiempo para acompañar a mi mamá a sus citas médicas, por ejemplo”, explicó la bumanguesa.
El jueves 21 de septiembre Johana tenía su vuelo de Bucaramanga a Bogotá en la mañana y de Bogotá a Medellín al mediodía. Aunque siempre viajaba por Easyfly, aerolínea que tiene vuelo directo Bucaramanga – Medellín, decidió comprar los tiquetes de Avianca en una promoción.
“Ese día cancelaron casi cuatro de los ocho vuelos de Bucaramanga a Bogotá. Pero el mío no fue cancelado. El calvario comenzó en Bogotá. Al llegar, me di cuenta que mi vuelo a Medellín estaba cancelado. No me dieron solución. Mi mamá tenía la cita el viernes 22 a las 2:00 de la tarde y debía ir acompañada de alguien porque, entre otras cosas, le dilataban las pupilas”, comentó Martínez.
Como debía llegar a Medellín, Johana comenzó a buscar vuelos pero los precios estaban por las nubes. “Un vuelo, solo de ida, por Lan me costaba $600 mil. Si compraba también el de vuelta la cuenta extra me salía por más del millón de pesos. Me tocó decirle a mi mamá que cancelara la cita y la buscara por médico particular. Yo me devolví en bus a Bucaramanga y ya compré el pasaje por carretera también a Medellín para el próximo jueves”.
La incertidumbre de no cumplir las citas planeadas la vivieron también los actores Toto Vega y Nórida Rodríguez, creadores del Festival de Cine Verde de Barichara, Festiver, realizado en este pueblo de Santander del 20 al 24 de Septiembre.
Los productores del Festival esperaban a cuatro talleristas que viajaban de Medellín a Bogotá y de Bogotá a Bucaramanga el 20 de septiembre. Pero la cancelación de vuelos también los afectó. “Pudimos comprarles pasajes en otra aerolínea pero hasta Bogotá. De ahí los organizamos en un bus y se vinieron en carretera directamente hasta Barichara”, contó Toto.
El afán de los organizadores del Festiver tenía que ver con que más de 40 personas de todo el país se habían inscrito a los talleres dictados por los profesionales que estaban ‘varados’ en Bogotá.
“Imagínate que cerca de 150 personas se inscriban en cuatro talleres, pero toque cancelarlo por las dificultades del vuelo. Teníamos la posibilidad de un vuelo privado pero el Aeropuerto de San Gil estaba cerrado, entonces tampoco era opción. A la larga todo salió muy bien. Lo que nos queda por hacer es todo el proceso de reclamación con Avianca”, comentó el santandereano.